Los secretos de Pékerman en su
trabajo con Colombia.
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Desde la
llegada de José Pékerman y su numeroso cuerpo técnico a la Selección Colombia,
en febrero del 2012, todo parece un misterio alrededor del equipo nacional.
Poco o casi nada se ha conocido hasta ahora de su forma de trabajo, de sus
estrategias internas, de sus métodos.
Los hinchas dicen que cambió todo, que con él la ‘Tricolor’
entró al Siglo XXI del fútbol. Sus métodos y estrategias se han tratado de
cuidar como tesoros y se ha hecho todo lo posible para que se traten como
inviolables secretos, todo lo que rodea a este grupo de argentinos, que para
muchos son como el ‘Rey Midas’. Los hoteles en los que se aloja la Selección
siempre son un ‘cuartel’ impenetrable y los datos, la información, no salen de
allí. Las alineaciones son pura especulación de la prensa y se develan solo una
hora antes de cada partido. Todo bajo una filosofía de trabajo de “no darle
pistas, ni ventajas al rival”, como dijo Pékerman desde su primera rueda de
prensa y hasta la última, del jueves pasado antes de enfrentar, 24 horas
después, a Chile. “Hay detalles de nuestra preparación, de nuestros métodos de
recolección de información, de las estadísticas, de la psicología, del
comportamiento emocional que solo revelaremos al final del trabajo. Y eso es en
agosto del 2014”, le dijo a EL TIEMPO el presidente Luis Bedoya. “No queremos
darles ventaja a los rivales”, agregó. Sin embargo, EL TIEMPO escarbó y
consultó fuentes cercanas al equipo, y revela algunos de los secretos de
Pékerman.
Campeón de la información
Parece que fueran invisibles. Rara vez se les ve a Pékerman y a
los suyos en público. Eventualmente en algún estadio, su hábitat natural, pero
no el único. Una oficina, que parece un ‘búnker’, sofisticado y clandestino,
ubicado en las cercanías del Parque de la 93 en Bogotá, es su lugar de trabajo
permanente. Pékerman y sus colaboradores argentinos, principalmente los tres
asistentes, Néstor Lorenzo, Pablo Garabello y Patricio Camps, y el secretario
técnico, Gabriel Wainer; llegan allí casi todas las mañanas (cuando no están
viajando), desde las 8 a.m., y, según dicen allegados, pueden estar hasta las
10 u 11 de la noche. ¿Qué hacen todo el día? ¡Devoran fútbol! Cuatro o cinco
pantallas de TV con diferentes señales satelitales abastecen esta oficina. Allí
se hace un seguimiento con “exhaustiva rigurosidad” del fútbol mundial. “Son
obsesionados en eso. Siguen a cada jugador colombiano por el mundo.
Desde
América central hasta Europa del este, pasando por África, Asia... ¡Nada se le
escapa!”, contó uno de los consultados, quien agregó: “A veces se reparten los
partidos que miran y, eventualmente, se enfocan todos en el mismo; analizan
equipos, defensas, ataques, transiciones de juego, funcionamientos
individuales, colectivos… ¡Todo!”. Otro de los cercanos al cuerpo técnico dijo
que conocen cada detalle, por minucioso que sea, de los jugadores elegibles por
Colombia. Si juegan, si no lo hacen, el por qué no juegan; también detectan
fallas o virtudes de un partido específico y en el caso de encontrar aspectos
positivos, suelen entregar un material al jugador para motivarlo; en el caso
contrario, le entregan un video resaltando sus fallas puntuales. Es como su
material de estudio. Los videos, tal como se conociera en la famosa secretaría
técnica de Marcelo Bielsa o de Gerardo el ‘Tata’ Martino, son pieza fundamental
para el trabajo de Pékerman en Colombia. Y en ese desempeño cumple un papel
primordial Gabriel Wainer, el secretario técnico, quien también colaboró en su
momento con Martino, al punto que ya hay versiones que apuntan que terminada la
Eliminatoria podría irse con él a Barcelona y que por eso la Federación Colombiana
de Fútbol estaría entrenando un grupo de personas para que lo reemplacen en
dado caso.
Eso, sin embargo, no pudo ser confirmado. Quienes conocen a este
misterioso y casi anónimo integrante de la Selección, lo describen como una
persona “obsesiva” con su trabajo, que viaja mucho, y que así como es capaz de
tener información estadística detallada de 30 jugadores colombianos, también la
tiene de los 30 principales del próximo rival, y con meses de anticipación al
partido: “Conoce todo, hasta lo más mínimo de los jugadores del rival, los
estudia mucho, sabe hasta si tienen problemas personales…”, contó una fuente.
La información que Wainer sistematiza, la entrega a los integrantes del cuerpo
técnico, de manera oportuna y clasificada en todo tipo de ítems que van desde
los simples pases correcto e incorrectos, hasta los kilómetros recorridos, en
que zonas del campo y con qué efectividad, individual y grupal, actuaron
defensiva y ofensivamente. También analiza y entrega sus conclusiones y
observaciones tácticas, estratégicas y de rendimientos estadísticos
individuales y colectivos de los contrarios. “Pékerman es un campeón de la
información. Todo lo basa en recopilar datos de los jugadores y de los rivales.
No es un revolucionario táctico, por ejemplo. Por eso su mano derecha es
Wainer”, contó un allegado. Incluso, se asegura que, por ejemplo, el inesperado
llamado para esta última convocatoria de Santiago Arias, lateral del PSV
Eindhoven, no fue improvisado ni repentino.
Afirman que hace más de un año lo
venían siguiendo, y ya estaba bloqueado (requisito para poderlo convocar), como
lo hacen con otros jugadores que son elegibles, unos cuantos más de los
habituales, por si se presenta algún imprevisto. Uno de los consultados resaltó
que, por ejemplo, el llamado de Edwin Valencia, cuando no se hablaba de él, se
dio por el trabajo “obsesivo” de seguimiento a los colombianos en el exterior.
Es tan dedicado este trabajo que, según cuentan los conocedores, antes de los
juegos contra Chile y Paraguay, Pékerman y los suyos ya estaban analizando los
rivales de los amistosos de noviembre, Bélgica y Holanda.
Las concentraciones
Uno de los factores que más destacan quienes están cerca al
trabajo de Pékerman es su rigurosidad en todo aspecto. Por ejemplo, si la
concentración empieza un sábado ellos siempre están allí desde un día antes,
planificando todo para la llegada de los jugadores. Hay quienes aseguran que a
los futbolistas no les falta absolutamente nada. El cuerpo técnico se preocupa
y exige que tengan lo mejor. La mejor alimentación, la mejor cama, la mejor
ropa, el mejor bus… Todo: “No hay margen de error de nada”, dijo una fuente. Ya
en el hotel, cuentan que se respira paz y tranquilidad. Nunca se escuchan a los
asistentes del DT vociferando o animando a los futbolistas con gritos de
batalla. No es su estilo. Prefieren los diálogos, las charlas individuales y
grupales. Mientras que en los jugadores hay mucha disciplina, “nadie la exige,
pero todos respetan los códigos tácitos”.
En esa intimidad de la Selección, a
Pékerman no se le ve aislado. Comparte con el equipo, por ejemplo en las cenas,
y dialoga con varios jugadores. Sin embargo, una fuente calificada aseguró que
la principal característica del DT es que “es un hombre de muy pocas palabras”.
Otro consultado contó: “No se la pasa hablando, es muy puntual, con los pies
muy puestos sobre la tierra. Da instrucciones en la menor cantidad necesaria,
para cada caso…”. Ya en ese trabajo que no es de campo, cuando se planifica o
se hacen análisis, se les ve habitualmente a los argentinos reunidos, solos,
sin ningún otro integrante de la Selección. Fuentes aseguran que eventualmente
citan al doctor Carlos Ulloa, jefe del cuerpo médico, cuando se trata de
asuntos de su competencia, o al preparador de arqueros, Eduardo Niño (único
colombiano del cuerpo técnico), cuando se requieren sus opiniones. En las
charlas tácticas no faltan los videos que tanto los obsesionan, pero en ese
aspecto no exageran con los jugadores. Por el contrario, muestran situaciones
específicas del equipo y del rival, sin desgastar al futbolista. “En las
concentraciones hacen una charla de video para todos, con compilados de 20, 25
o no más de 30 minutos como máximo, porque saben que después de este tiempo el
jugador se cansa o se dispersa y pierde la concentración”, contó otro próximo
al equipo, y agregó que los argentinos son “breves, puntuales y exactos en sus
instrucciones”.
En cuerpo y mente
Pero hay más. Si Pékerman fue calificado por una de las fuentes,
como “el campeón de la información”, otra lo definió como “un convencido de la
importancia del factor emocional de los seres humanos”. Así, además del grupo
de trabajo argentino conocido, complementado con el preparador físico Eduardo
Urtasún y el fisioterapeuta Martín Pitrelli, hay otro personaje importante,
también casi anónimo, que ha sido acercado al trabajo de la selección: se trata
de Marcelo Roffé, experto en psicología aplicada al deporte y de quien dicen,
quienes lo han visto trabajar que es “muy profesional y serio”. Roffé, quien
está con Pékerman desde las épocas de las selecciones juveniles de Argentina
(campeones del mundo en los años 1995, 1997 y 2001), se encarga de potenciar la
confianza de los jugadores, la mentalidad, el enfoque de los objetivos, la
visualización de metas a corto mediano y largo plazo…
“El tema es
superprofesional y muy serio, de mucha altura y rigurosidad. Esto no es de
recreadores o motivadores o de gente que habla de superación con frases hechas
y haciendo jueguitos”, dijo uno de los preguntados. Cuando Pékerman llegó a
Colombia hubo una incomodidad inicial de la prensa, tal vez una resistencia,
por la filosofía de los técnicos argentinos de trabajar a puerta cerrada. Así
fue en un principio, pero poco a poco la Selección se fue mostrando sin tantos
tabúes. Pero por supuesto, en esas prácticas a las que acceden las cámaras, no
hay grandes misterios. Pékerman parece inmóvil, solo dialoga con jugadores
específicos a los que, se sabe, les da instrucciones, les dice si van a jugar y
por qué lo van a hacer, o, en el caso contrario, les explica puntualmente por
qué están allí y por qué no van a ser titulares. En esos entrenamientos
públicos se puede ver que sus asistentes se dividen los roles. Camps, por
ejemplo, quien fue un delantero, entrena la línea de ataque y lo hace con énfasis
en la definición, con trabajos y ejercicios tácticos. Néstor Lorenzo,
exdefensor, se encarga de entrenar las líneas defensivas, y Garabello trabaja
los volantes. Justamente, Garabello tiene otra función, es el encargado de
preparar los ‘sparring’ que tendrá la Selección en sus entrenamientos.
Cuentan
allegados al equipo que Garabello viaja con 20 días o un mes de anticipación de
los partidos, sean de local o de visitante, para hacer ese trabajo previo, para
que cuando los jóvenes estén con la Selección sepan qué tienen que hacer. Ya en
las prácticas privadas, las que nadie ajeno a ellos pueden ver, se implementan
los famosos sistemas de entrenamiento a base de tecnología. Se sabe que
trabajan con tres tipos diferentes de ‘software’, que son una ayuda para el
trabajo físico, médico y técnico, con la obtención inmediata de datos exactos
de los movimientos y las condiciones de los futbolistas, sistemas que incluso
pueden prevenir lesiones, según explicó un conocedor del tema.
Entretiempos de los partidos
Casi nadie se atreve a contar lo que sucede en el camerino
durante el entretiempo de un partido de la Selección. Ese espacio parece más
misterioso que los demás. Sin embargo, hay quienes dicen que no pasa nada
extraordinario, que hay mucha recuperación de los futbolistas y trabajo de
fisioterapia. Según cuentan, mientras los jugadores hacen ese trabajo de
recuperación, a Pékerman le llega un completísimo informe estadístico detallado
del rendimiento de cada uno. Él y sus asistentes los revisan para dar luego
instrucciones o correctivos muy puntuales, pues “la información que se da es la
necesaria y de manera sencilla, pues creen que así es más fácil de que los
jugadores la comprendan y la ejecuten. ¡Lo bueno si es breve, mejor!”, contó
uno de los cercanos al cuerpo técnico.
Todo está planificado. Nada se deja al
azar y hasta el más pequeño detalle es considerado al momento de tomar una
decisión. Muchas otras cosas se desconocen de esta manera de trabajar, pero ese
estilo privado, profesional y riguroso es el que le devolvió la fe al fútbol
colombiano y la clasificación a una Copa del Mundo.
PABLO ROMERO
Redactor de EL
TIEMPO
Oscar Méndez Albano.