Su filosofía de Entrenamiento.
El
proceso de entrenamiento debe ser visto como un proceso único, personal y
siempre en el fondo, lo que queremos es reproducir el juego que pretendemos y el
cual nos identificamos. La visión del proceso del conocimiento sobre el
mismo nunca es un proceso
acabado/completo, “crece y se desarrolla de acuerdo a las necesidades que la
propia imprevisibilidad del proceso exige.” (Faría. 2006: 17).
Se
trata de un problema complejo, estudiado y provisorio, aunque por encima de
todo, sin acabar, una vez que la imprevisibilidad del juego coloca constantes y
continuos problemas que exigen resolución.
Según
Faría (2006: 17) una filosofía y “dar cuerpo a la inteligencia, a la
imaginación y creatividad, y para eso es necesario que el proceso contenga una
relación entre la referencia ideológica y el ejercicio.
El
ejercicio y el entrenamiento terminan
por ocupar un lugar de destaque para que ocurra una evolución pretendida en el
juego. A través de estos, se pretende crear un conjunto de hábitos e
intenciones, haciendo “consciente y después sub consciente un conjunto de
principios de forma de exponer una determinada forma de jugar”. (Faría 2006:
17).
Lo que
no queremos olvidar es que se trata de un proceso único, esto es, cada uno
construye su proceso! Por lo tanto, no existen “formulas secretas” que se
puedan reproducir para “imitar” el proceso, mucho menos el resultado. Lo que se
pretende aquí, es extraer su visión general del proceso, en el sentido de identificar
lo que les distingue de los demás.
Según
Mourinho, “lo más importante en un equipo es tener un Modelo de Juego, un
conjunto de principios que le den organización al equipo” (Mourinho, 2006;
citado por Oliveira y col 2006: 93-94). Esto es, es importante definir
determinada forma de jugar, o sea, definir el Modelo de Juego (MDJ) para el
equipo, que será personal y único y a partir de ahí entrenar siempre en función
del jugar que se pretende.
Relativamente
al MDJ, es constituido por principios de juego concebido por el entrenador, que son un
conjunto de referencias, colectivas e individuales, de acción y comportamientos
que llevan a que los futbolistas jueguen colectivamente. A través de estos es posible hacer aparecer con
regularidad la coordinación colectiva – organización del equipo.
La
organización del equipo surge si el conjunto de principios fuera lo referencial
para la conducción del proceso de entrenamiento y del juego. Solo a través del
respeto sistemático por ese conjunto de valores o principios, es que los
jugadores serán capaces de “pensar y actuar en simultaneo a cada variante del
juego, como un equipo” (Mourinho) o sea, pensaran con la misma intención al
mismo tiempo.
Mourinho
entiende que los principios de juego son las partes del todo que es el jugar.
De ahí que, la construcción de la forma de jugar pretendida que sea hecha
estilizándola y enfatizando en determinados principios y en la articulación
entre ellos, aunque respetando siempre el “reducir sin empobrecer” (será
abordado más adelante).
A
través del entrenamiento se procura por lo tanto, “operar en la idea clave,
esto es que el entrenador encuentre ejercicios que induzcan a su equipo a
hacer lo que hacen en los encuentros” (Mourinho
citado por Oliveira 2006: 36).
En el
centro del “saber entrenar” está el conseguir transmitir las ideas de juego del
entrenador y de los jugadores, de ahí que la concepción del entrenamiento
valorice la forma de jugar pretendida, esto es, la organización del juego
deseada.
Los
ejercicios desempeñan un papel importante en esta metodología, una vez que
permitan dirigir una adaptación para la adquisición jerarquizada de los
principios de juego. Estos son preparados a priori y después repetidos varias
veces y verificados, en el entrenamiento y competición, si los comportamientos
del equipo son los adecuados, se puede reajustar/rectificar posteriormente.
En esta
metodología de entrenamiento, lo fundamental en la cuestión de cuantificación del trabajo
es “la selección/construcción del complejo de ejercicios que le permiten
vivenciar y adquirir como postura, actitudes, hábitos, esto es, como
comportamientos, los principios de juego que desea para el jugar del equipo”
Oliveira 2006.
Oliveira
y cols. (2006:150) consideran ser reductores habituales los efectos del
entrenamiento por volumen e intensidad, una vez que, de esta forma, se omitirá
una de las características más importantes del proceso adaptativo: “la
transformación de las características cualitativas de los estímulos externos
que actúan sobre el organismo en características internas del propio
organismo”. Según estos autores, los efectos de adaptación están con los
estímulos que los provocan, de ahí la importancia de “ser específico” y no ”meramente cuantitativo”.
Cuanto
más específico sea el estímulo externo (identificado con la forma de jugar
pretendida) mas cualitativo será.
En lo
referente a la adaptación al proceso de entrenamiento, Mourinho afirma que solo
si entrenamos ese “jugar” pretendido, siendo necesario subordinar todo ese
proceso a la vivencia de los principios que sustentan esa forma de jugar, esto
es, entrenar en Especificidad.
Mourinho
no solo no cree en los “picos de forma” anunciados en las periodizaciones
tradicionales, como también considera en razón de su trabajo la alternancia
entre volumen e intensidad de trabajo propagados por la misma metodología,
valorizando apenas la metodología, valorizando apenas la intensidad, más
exactamente – Intensidades Máximas.
La
“intensidad del esfuerzo” defendida aquí no es sinónimo de cargas físicas
elevadas, estando asociada sobretodo a la complejidad, en exigencias de
concentración decisional- Intensidad de concentración. “Una de las cosas que
se hace en el entrenamiento para que sea
más intenso es la concentración exigida” (Mourinho citado por Oliveira
2006:43).
Esta
preocupación se debe al hecho de considerar a la fatiga del Sistema Nervioso
Central y es tan o más importante que la fatiga física. También aquí esta la
visión del todo y no la de sus partes.
Este
entrenador defiende una perspectiva del entrenamiento que coloque en
“interacción todas las dimensiones ligadas a la organización y preparación
táctica” (Mourinho citado por Oliveira 2006: 36). No se trata de aclarar
cualquiera de las dimensiones del juego, aunque si de subordinarlas a lo que es
fundamental- a la organización del juego. No solo se defiende que el fútbol es
globalidad, sino que el jugador y el trabajo que se hace, de ahí que no se
separen las dimensiones física, técnica, táctica y psicológica y entrenar según
un concepto que el llamó “inter-conexión
de todos los factores, donde trabajamos todo en simultaneo, inclusive el
factor emocional” Mourinho citado por Oliveira 2006:40). Lo que esto significa
es que Mourinho entrena la forma de jugar pretendida- el juego- con todas las
dimensiones en constante interacción, ya
que la desintegración acarrea una descontextualización del jugar que se
pretende alcanzar.
Se percibe de su discurso que cualquier
acción técnica o física esta siempre subordinada a una intención táctica.
Para
este entrenador es importante percibir la diferencia entre táctica y trabajo
táctico. Lo primero es visto en forma aislada, siendo un ejemplo de discusión,
por consiguiente en lo segundo el equipo a lo largo de la semana es preparada
tácticamente a través de ejercicios que potencian aquello que se pretende
llegar. Esta segunda opción es la más difícil de poner en práctica y no siempre
es respetada por aquellos que afirman seguir los principios de la Periodización
Táctica.
A
través del trabajo táctico, se busca que los jugadores adquieran un conjunto de
comportamientos (principios de juego que
dan cuerpo al MDJ) y que estos se manifiestan con regularidad en competición.
Para la adquisición de esta cultura conductual específica, que forma una
identidad de equipo y permite que su organización surja con regularidad, es
necesario el aprendizaje por encima de todo, todo el tiempo. Por tanto, no
podemos alterar constantemente, de encuentro a encuentro y en función del
rival, aquellos que son nuestros comportamientos fundamentales (principios de
juego).
A pesar
de ser verdad que Mourinho estudia minuciosamente a los rivales, el nunca pierde de vista
aquello que es su MDJ. En el caso de valorar excesivamente el lado estratégico,
correría el riesgo de alterar su concepto de juego. Cuanto más reciente sea la
construcción “del jugar” que se pretende, menos se debe tener en cuenta este
aspecto estratégico, una vez que es más sensible a “factores extraños asociados al caos”
(Oliveira y cols 2006).
Esta
metodología de entrenamiento no pretende dar soluciones. Indica caminos que
permiten llegar más rápidamente al “jugar” que se pretende. “Es más un arte de
las trayectorias que una teoría de
objetivos” (Oliveira 2006). Con esto se procura combatir el mecanismo mecánico
y ligar a los futbolistas al piloto automático, defendido por aquellos que
creen ser positivos o entrenar sobre rieles, dando destaque a la “versatilidad,
adaptabilidad, espontaneidad, creatividad” (Oliveira y cols. 2006:157),
defendida por Mourinho a través de vivenciar dinámicas.
Lo que
esto quiere decir es que el entrenador da el tema, haciendo que los jugadores
vivencien dinámicas para llegar a automatismos en el sentido positivo del
término: mecanismos no mecánicos, automatismos libertadores (Oliveira y cols
2006).
Mourinho y su Operacionalización del
entrenamiento. Principios metodológicos.
Principio de Estabilización.
Como
vimos anteriormente, Mourinho desvaloriza el concepto de forma física. Para
este entrenador, estar en forma es jugar bien, eso es, de acuerdo con lo
pretendido por nuestro MDJ. La base del sustento de la forma deportiva es cada
jugador y la interpretación del MDJ y no en forma individual sino colectiva. O
sea, la base del rendimiento colectivo e individual es la organización del
equipo y es ese el objetivo fundamental a mantener.
Cuando
los “Picos de Forma” mantienen también la incredulidad, prefiriendo antes estabilizar un aterrizaje de rendimiento
óptimo durante toda la época, aterrizaje este también ajustado a la
organización del juego pretendido. Esta estabilización de rendimiento óptimo es
alcanzada a través de la implementación y mantenimiento de un patrón semanal de
entrenamiento. De esta forma, se mantiene una dinámica semanal, relativa a los
contenidos, la recuperación, los regimenes, el número y la duración de las sesiones de entrenamiento.
Operar
bajo esta metodología, significa respetar metodológicamente el Principio de
Estabilización que está relacionado con el supra-principio de Especificidad,
que es alcanzado a través de “pragmatizar lo fraccionado, esto es, a través de
contemplar una vivencia adquisitiva de
los diversos principios, sub principios, y sub principios de los sub principios
de como va a jugar” (Oliveira 2006).
Tomando
la noción de los sistemas caóticos con organización fractal presentada por
Oliveira y cols. (2006) que dicen que, en el medio del caos aparente del juego
es posible sustentar regularidades de
organización, podemos entender este aspecto como de pragmatizar lo fraccionado.
Si dividimos un sistema caótico con organización fractal en sub sistemas, cada uno es
representativo del todo, cualquiera que sea la escala.
Transfiriendo
esto al entrenamiento, para que los ejercicios tengan objetivos fractales no
depende del número de jugadores, espacio o complejidad de la situación, aunque
de “la intención de la situación y de la representación que esta pueda tener
relativamente al jugar que se pretende”- Reducir sin empobrecer (Oliveira y cols. 2006: 217-218).
Volviendo
al Principio de Estabilización, presentamos dos supuestos metodológicos que
permiten el mantenimiento del patrón semanal responsable por la estabilización
del desempeño del equipo en el alcance del rendimiento deseado: un patrón de
entrenamiento identificado por las intensidades máximas relativas; un volumen
de principios de juego que es el resultado de la densidad de esas mismas
intensidades (Oliveira y cols 2006). Pasamos en seguida a explicar cada uno.
Teniendo en cuenta la complejidad implícita en
el juego y la necesidad de concentración permanente que de ahí advertimos,
Mourinho asocia a la intensidad con la concentración. De esta forma, cuando
habla de intensidad se refiere a la “intensidad de concentración porque estar
en el juego es, fundamentalmente, pensar y tomar decisiones, lo que se exige
que se esté concentrado en función de lo que es fundamental que es nuestro
juego” (Mourinho citado por Oliveira 2006: 104).
Para
estar concentrado el máximo de tiempo posible en el juego es necesario
entrenamiento y aprendizaje, esto es, exige un determinado volumen de
intensidad de concentración. Importa también afirmar que algunos ejercicios
pueden ser “poco intensos físicamente” aunque, por la concentración exigida,
son extremadamente intensos. De esta forma, la intensidad de una acción técnico-táctica
es definida “por la concentración decisional implicada en la acción por la
exigencia del desempeño, por la exigencia en términos de desgaste
mental-emocional que ese desempeño representa” (Oliveira 2006:105).
Debido
a la naturaleza compleja del juego de fútbol y al comportamiento de los jugadores, la
intensidad no debe ser percibida nunca en forma abstracta. Deberá ser vista
como una intensidad decisional asociada a la concentración, disparada por cada
ejercicio que se vivenciará en los entrenamientos. Debemos entonces hablar de
una intensidad táctica, una vez que es necesaria para que se haga visible el
jugar que nosotros pretendemos.
En
cuanto al volumen, debemos hablar de volúmenes de intensidades máximas
relativas, o el volumen de principios de
juego, una vez que representa la vivencia jerarquizada de los principios de
juego a lo largo de la semana.
De esta
forma, el trabajar regularmente teniendo como base esos principios, estos
pasarán a ser el núcleo duro del jugar que se pretende, expresando su
crecimiento cualitativo.
Principio de Alternancia horizontal en
especificidad y Principio de Progresión Compleja.
El
término de alternancia horizontal se debe al hecho de que esa alternancia se de
a lo largo de la semana y no en un
entrenamiento. A lo largo de la semana la operacionalización del MDJ es siempre
el objetivo principal, aunque la escala en lo que eso acontece va siendo
diversa.
Lo que
lleva a la operacionalización es la ocurrencia de progresión y para esto es
necesario ordenar y jerarquizar.
Esta
progresión se refiere a la jerarquización de los principios de juego y a la
diferenciación del esfuerzo a lo largo de la semana.
Esta
progresión tiene como objetivo la adquisición de la forma de jugar pretendida y
sigue en tres niveles, a lo largo de la temporada, en la semana y en las
unidades de entrenamiento. Se llama compleja porque los tres niveles estarán
siempre inter-ligados (Oliveira y cols, 2006).
Como ya
fue mencionado anteriormente, la vivencia/adquisición jerarquizada de los principios
de juego permite movilizar la sub dimensión física en función de la forma de
jugar pretendida. Lo que podría ser entendido como una contradicción, Mourinho
se apoya en la sub dimensión física para medir la relación
desempeño-recuperación, en el patrón de entrenamiento semanal. Sin embargo,
afirma que “las preocupaciones diarias son dirigidas hacia la ejecución de
nuestro MDJ. A pesar de esto, la estructuración de la sesión de entrenamiento y
de lo que hacer en cada entrenamiento no
solo está relacionado con los objetivos tácticos, sino también con el “régimen
físico” a privilegiar (Mourinho citado por Oliveira).
Simultáneamente
a la adquisición jerarquizada de la forma de jugar pretendida está la
preocupación por mantener una
regularidad semanal en lo que se refiere a la alternancia de los diferentes
patrones de desempeño-recuperación una vez que, “para esforzarse se necesita
descansar y recuperarse” (Oliveira y cols 2006:108).
Esta
estructura del patrón semanal que es mantenida para cumplir el Principio de
Estabilización asocia, por lo tanto, el Principio de Alternancia Horizontal en
especificidad al Principio de progresión compleja, con el objetivo de gestionar
convenientemente el desgaste global “mental-emocional” y “físico”- y de
recuperación.
Importa
no olvidar que toda esta lógica procesal tendrá que siempre estar subordinada
al Supra-principio de Especificidad, que tiene como objetivo mejorar todos los
principios de juego, lo que solo es posible si el proceso tiene las mejoras singulares de cada principio de
juego. La especificidad presupone la repetición, en el entrenamiento, de todos
los principios contenidos en el jugar que se pretende, cada uno en su tiempo,
de forma jerarquizada.
Mourinho
desintegra el complejo de principios y sub principios del MDJ para, como
consecuencia de eso re integrarlos, operar en especificidad (Oliveira y cols
2006).
La
vivencia jerarquizada de los principios de juego y de la dinámica del progreso
descrita anteriormente lleva a esta integración.
Con
esto Mourinho acerca a sus ejercicios al juego que pretende, o mejor, a una
parte dada de ese juego, el lo logra a través del MDJ y sus principios de juego
vivenciados en el entrenamiento (Oliveira y cols 2006). Para estos autores,
“entrenar es modelar. Y la modelación de esa operación se expresa en la
vivencia adquisitiva jerarquizada” (2006:140).
Principio de las propensiones.
Mourinho
en su ejecución del proceso de entrenamiento
utiliza el Principio Metodológico de las Propensiones con el objetivo de
garantizar una significativa repetición sistemática del principio de juego que
se pretende abordar, aunque de una forma contextualizada. Por lo tanto, este
principio metodológico “dice respecto a la medida, en especificidad, de lo que
se quiere que suceda en los ejercicios cuando se va a repetir” (Oliveira y cols
2006:141).
A
través del ejercicio y con respeto a este principio, se busca atender la
adaptabilidad deseada para el equipo,
que se manifiesta en la asimilación, adquisición y alteración conductual. “Aunque este
ejercicio no debe ser un mecanismo cerrado (Oliveira y cols 2006:142) mecánico, debiendo contener el lado
aleatorio, contingente e imprevisible del juego. Esto es, algo que los
jugadores no controlen o prevean”.
Su modelo de juego y sus principios de juego.
Una de
las cualidades claras del MDJ de Mourinho es su regularidad encuentro tras
encuentro, asumiendo que siempre lo más importante es su equipo y no el rival.
Es visible la importancia que da al “asumir el protagonismo” siempre en los
encuentros, no debilitando al equipo en función del rival.
La
fuerza del equipo no viene de las individualidades sino del hecho de jugar como
un equipo- colectivo. “El mejor equipo no es el que tiene los mejores
jugadores, sino aquella que juega como un equipo” (Mourinho citado por Oliveira
2006:119).
Para
esto es necesario organización (regularidades) en los cuatro momentos de juego
(Organizaciones Ofensiva, Defensiva y Transiciones Ofensiva y defensiva). Esa
organización se manifiesta a través de ciertas regularidades que permiten a los
jugadores pensar en la misma intención al mismo tiempo.
Para
este entrenador el abordaje a la organización del equipo no puede ser
analítico, por lo tanto, no disocia ninguno de esos momentos.
Todos
están inter-ligados y asociados con el mismo grado de importancia, “el
encuentro es preparado de una forma equilibrada y el entrenamiento es hecho
también en ese sentido” (Mourinho citado por Oliveira 2006).
Una vez
que el equipo representa un todo, también el funcionamiento es hecho en un todo.
Ejemplo de esto es su opinión en relación a defender bien. Para este
entrenador, defender bien es defender poco y durante poco tiempo. Para esto el
equipo deberá estar la mayor parte del tiempo con la iniciativa de juego (tener
el balón el mayor tiempo posible), para no tener necesidad de actuar en
acciones defensivas. Por otro lado, “un equipo basado en juego combinado, que
quiera tener la posesión del balón, que quiera tener la iniciativa del juego,
tiene que ser un equipo que siempre este bien posicionado, y esto se consigue
defendiendo bien. La transición ofensiva tiene que tener una relación íntima
con aquello que es nuestra forma ofensiva de jugar (Mourinho citado por
Oliveira 2006). De esto se entiende que los cuatro momentos están inter-ligados.
A
través de la participación de todos los jugadores en los cuatro momentos, se
procura alcanzar el objetivo principal- asumir en el encuentro- y para eso es
necesario tener la posesión del balón. “Mi idea táctica principal pasa por la
noción clara de que la cosa más importante en el fútbol moderno más allá de
marcar goles es: tener el balón” (Mourinho citado por Oliveira 2006).
En su
concepto de juego la circulación del balón ocupa, por tanto, un lugar de
destaque, y para que esto ocurra deberá de existir un buen juego posicional,
para que los jugadores, a través de esta disposición puedan anticiparse a esta
acción (Mourinho citado por Oliveira). Para este entrenador, el control del
espacio es, de esta forma, fundamental
para controlar el juego.
Para la
puesta en marcha de esta forma de juego que se pretende el entrenador debe
definir los principios de juego para cada momento que se pretende. Como ya
vimos su abordaje debe de ser hecho de forma jerarquizada….
Estos
principios de juego son ideas de juego que el jugador tendrá que captar sobre
la forma de imágenes. Esa captación deberá ser hecha de forma clara para su
asimilación.
Presentamos
a continuación algunos ejemplos de los principios de juego referidos por
Mourinho en análisis. Podemos considerar la Posesión y Circulación del balón como
uno de los grandes principios, así como el Pressing zonal alto. Con respecto a
la Organización Ofensiva “Campo grande a atacar” y con respecto a la Organización Defensiva la
“Cohesión Defensiva”, que es jugar con las líneas muy juntas. En relación a la
Organización Transición Defensiva el principio donde pone más énfasis es en el
cambio de mentalidad o reacción defensiva rápida/inmediata ante la pérdida de
balón.
Mourinho y su
visión/ preocupación con la adaptación cerebral.
A
continuación trataremos tres preocupaciones fundamentales de ejecución del MDJ
expresadas por Mourinho, relativas a la adaptación cerebral y al funcionamiento
del Sistema Nervioso: Toma de conciencia y decisión, Fatiga “mental y
emocional, Hábito.
Toma de decisión y Decisión.
En
términos neuro-biológicos, en la ejecución de cualquier ejecución de juego, 2/3
del tiempo total tiene que ver con la discriminación contextual y con la
identificación de que hacer y por lo tanto, en la toma de conciencia y
decisión, y apenas 1/3 del tiempo en la realización propiamente dicha (Oliveira
y cols).
Como ya
vimos, el tipo de trabajo semanal que es la ejecución a través de la
Periodización Táctica pone el énfasis en la construcción de la forma de jugar
pretendida. Como a lo largo de la semana la preocupación incide en nuestro MDJ
y sus principios, va a incidir también sobre los 2/3 dedicados a la toma de
conciencia y decisión, ya que el principal componente buscado es el táctico.
Según
Oliveira y cols. (2006) este tipo de abordaje permite aumentar la cultura
táctica, una vez que la toma de conciencia de lo que va a suceder es la toma de
decisión consecuente, ya que la misma se
logra sobre la forma de jugar que se pretende.
Con
este tipo de metodología de entrenamiento se procura anticiparse al futuro, o
sea, disminuir estos 2/3 (Oliveira y cols. 2006).
Esta
aproximación y anticipación al futuro que permite reducir el tiempo de decidir
lo que hacer, es conseguida a través de entrenar nuestro MDJ.
Una vez
más sobresale la idea de la importancia de la familiarización con la idea de
juego que se pretende, una vez que, cuanto mayor sea la identificación con lo
que es pretendido, más fácil es la discriminación y mejor se identifica aquello
que va a suceder.
De esta
forma, es más fácil que un número significativo de jugadores piensen en función
de una misma intención al mismo tiempo (Oliveira 2006).
Fatiga “Mental-Emocional”.
Para Mourinho
(Oliveira y cols. 2006) “la fatiga más importante en el fútbol es la más
importante es la fatiga central y no la fatiga física”. Para este entrenador,
la fatiga central- del S.N.C. – resulta de la necesidad, durante el encuentro o
entrenamiento, de estar permanente concentrado – Concentración táctica
decisional. Oliveira denomina este tipo de fatiga “mental –emocional” aunque
puede ser llamada también fatiga táctica.
Para este autor, cuanto más complejos son los desempeños (en
el entrenamiento o la competición), más desgastes habrán, una vez que, por la
concentración exigida, presuponen una mayor intensidad. De esta forma, para
clasificar a la intensidad, es necesario asociarla a la concentración
decisional y será más exigente en cuanto haya más aspectos a articular.
Sin embargo, el entrenamiento en especificidad,
característico de este tipo de ejercitación, hace que disminuyan las exigencias
de concentración implícitas en su forma de jugar, una vez que surge el Hábito en
economía neurobiológica. (Oliveira).
Hábito.
Esta economía es explicada por estos autores de la siguiente
forma: “como la esfera fundamental del saber hacer y del dominio no
consciente, es un hábito que se adquiere
en la acción, en el entrenar –el aprendizaje por repetición- es un proceso de
construcción cuya característica principal es que el saber dominante se adquiere
jugando y es patrimonio de lo no consciente.
Así es, que el habito lleva a que la solicitud más compleja
de la tríada corteza-cuerpo-acción sea más salvaguardada, disminuyendo
significativamente el esfuerzo neuro-biológico” Oliveira y cols. 2006.
En el juego, las exigencias de la concentración decisional
dependen de la necesidad de atención simultánea: la organización del juego del
equipo (que emerge por el constante respeto de los principios); y la constante
adaptación hace la imprevisibilidad de las situaciones de juego. La importancia
del hábito se relaciona con la posibilidad de este de llevar a que la atención
decisional se ajuste al segundo, esto
es, a la gestión del instante, el AQUÍ Y AHORA.
A través de esta metodología de entrenamiento, se procura
que los jugadores pasen de “la esfera del saber hacer (como hábito que se
adquiere en la acción) para un saber sobre ese saber hacer, que tiene que ver
con el entendimiento de una relación determinada entre mente y hábito”. Esta
relación entre mente y hábito es creada por entrenamientos adquisitivos
teniendo como base nuestro MDJ. Esto es, “el tiempo de acción en términos de
propensión tiene que hacer aparecer un gran porcentaje de determinadas
cosas, características de esos principios
de juego y esos jugadores tendrán que tener conciencia de las mismas” (Oliveira
y cols.).
A partir de la repetición sistemática de la vivencia de un
principio de juego es posible su ejecución y también la identificación,
aumentando el saber hacer del equipo, esto es, en el plano de la cultura
táctica.
De aquí se desprende que, para la participación consciente y
autónoma en el proceso no basta apenas,
la adquisición de un saber hacer específico, siendo necesario también un saber
sobre ese saber hacer.