Pep superó a Guardiola
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Está en camino de ser el gran transformador de la historia del fútbol: su Bayern tiene más variantes que su hermoso Barsa.
La palabra es domesticó. Guardiola lo ha domesticado. De un Bayern Munich violento, que contragolpeaba, ha hecho un equipo pausado, paciente y moderado. Esa es la palabra, sí: domesticó. Lo hizo suyo. Logró desarrollar un Bayern con más variantes que su imposible Barcelona. Un Bayern que ataca con la fuerza y la versatilidad de una plaga.
Karl-Heinz Rummenigge dijo el último lunes que nunca había visto un técnico como Pep. Debe haber visto algunos técnicos en los casi 40 años que trabajó en el Bayern, Rummenigge. Guardiola se supera porque no se ata jamás a sí mismo. Lo dijo Julio Velasco, el nuevo entrenador de la Selección Argentina de vóley: en cualquier juego no hay que excluir, sino sumar. Y Guardiola hace eso: para él, la táctica es sólo un instrumento para continuar su estilo. Ha jugado con dos extremos, ha jugado con uno, ha jugado con tres volantes, ha jugado con seis, como en el 4-0 al Santos, con el Barcelona, en la final del Mundial de Clubes 2011. Y en este Bayern confluyen el pase y la horizontalidad de Kroos, por ejemplo, con la habilidad y la velocidad de Robben.
Llegar con pases cortos y ser profundo, sin utilizar la fuerza y la potencia, es lo más complejo del fútbol. En el Barcelona, Pep tenía a Messi: la fuerza, la potencia, el todo. Leo podía agarrar la pelota en cualquier lado y llegar hasta el arco con facilidad. Ahora, sin el 10, su equipo igual despliega un repertorio imposible. El Bayern te gana por demolición.
En el 2-0 al Arsenal, por la ida de los octavos de la Champions League, Lahm jugó de 4 el primer tiempo y de 5 el segundo. Javi Martínez, que era el 5, pasó al fondo, mientras Rafinha entró de lateral derecho. También entró Pizarro, a quien el prejuicio nos obliga a pensarlo un 9 estático. Pero en el gol de Müller, el 2-0 final, el desmarque fue del peruano. Es imposible, es ridículo. Guardiola es ridículo. Para él, la posición tiene un sentido conceptual. La posición no es -solamente- ocupar un lugar.
Yo nunca había creído en eso: el cambio de posición. Un 8 era 8, y punto. Digo (escribo) era, porque Pep me cambió la cabeza: como ve algunos patrones que son comunes a muchos jugadores (buen control, buen pase, buen giro) los ubica en otro lugar de la cancha. Lahm conduce cuando es 4 y juega a dos toques cuando es 5. En el fútbol argentino, la pregunta futbolística es si un equipo jugará 4-4-2 ó 4-3-3. Con un equipo como los que propone Guardiola, la forma (el dibujo) es lo de menos: lo que importa es el fondo. El molde no es la táctica, sino la forma de jugar. Acá hablamos de la táctica como si eso describiera la forma de jugar.
El Barcelona que él imaginó ha sido el equipo más bello de toda la historia. Ahora, con un equipo ya campeón, un equipo que tenía pocas fisuras y en otro país, Guardiola ha logrado un Bayern más heterodoxo que su Barsa. Lo primero que me asombró de Pep al verlo en el Gran Rex, en mayo del año pasado, fue su seguridad. Sólo con esa seguridad se puede estar en camino de ser el gran transformador de la historia del fútbol.
Autor: DIEGO LATORRE
Fuente: www.ole.com.ar
Óscar Mëndez Albano.
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