Sunday, December 18, 2011

"No dudo en ser amigo de mi jugador"


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Se resiste a ser un técnico robot. Manolo Preciado (El Astillero, Cantabria; 1957), el entrenador del Sporting, entiende su trabajo desde la pasión. Le puede la naturalidad y, ante los irreparables reveses (la pérdida en poco tiempo de su esposa, un hijo y su padre), responde con optimismo. Una personalidad que irradia y contagia, que en parte ha cuadruplicado los socios de El Molinón (de 6.000 a 23.000) en seis años, que tiene amigos por doquier, incluso en el vestuario. Se ha casado de nuevo hace poco más de un mes -"en la luna de miel igual vamos a China porque con lo que me gusta conocer gente...", cuenta-, pero ahora vive el presente: aguarda mañana al Madrid.

Pregunta. ¿Cuál es la fórmula para que la gente le quiera tanto?
Respuesta. No lo sé. Intento adaptarme donde estoy y Asturias y Gijón me recibieron muy bien desde el inicio. Lo que tengo claro es que yo voy a dormir tranquilo. Eso me sirve para estar bien conmigo mismo. Pero también estoy seguro de que a muchos no les caigo ni medio bien.
P. Después de los golpetazos que ha sufrido, ¿ha aprendido a relativizar las cosas?
R. Desde luego. A uno le preocupan lo justo. Una derrota deportiva no es lo mismo ahora que hace seis años. Me molesta perder, como a todos. Pero separo las cosas. No me como la cabeza por tonterías. La filosofía es clara: mañana empieza el día de nuevo. Pienso en positivo. Hasta han hecho un libro de mi vida [Mañana saldrá el sol, de Javier Barrio Iglesias y Carlos Andrés Llamas] y otro de los años que llevo en el Sporting ¿Quién mejorará a Preciado?, de Rubén Díaz]. Es una locura. Me abruma. No hice méritos para eso.
P. Sus jugadores no opinarán así. No se les oye criticarle.
R. Alguno habrá, pero eso es algo que sí que me alegra. Mi relación con los futbolistas no es buena, sino excelente. Incluso con los que no juegan. Me siento su amigo, me preocupo por ellos, son la extensión de mi familia. Seguro que me ven más a mí que a sus padres. Por eso, cuando escucho que un técnico no puede ser amigo de sus jugadores, me pongo de mal humor. Es una barbaridad. No entiendo que un chico tenga que ir con mala cara a entrenarse o que me clave un cuchillo a la mínima. Si puedo generar una amistad, no lo dudo un momento.
P. ¿Eso ayuda a superar los malos tragos deportivos?
R. Seguro. Y más en este equipo, que no tiene reposo desde hace tiempo, siempre al límite. Empezamos mal, vamos a remolque y nos reponemos. Aunque eso, en noviembre, no me quita el sueño. Disfruto mucho del trabajo. El miércoles, camino de casa, pensaba en lo contento que estaba por cómo veía a los jugadores, motivados no por medirse al Madrid, sino por la derrota ante el Levante.

P. Pero toca el Madrid.
R. ¡Uf! Un equipo que en su casa te estrangula. Pero fuera le cuesta más. El problema es que es peligroso incluso cuando tienes el balón. Es la pera. Porque da igual dónde lo pierdas o te lo robe. En dos o tres pases ya se ha metido en tu área y te ha rematado, si no te ha marcado. Por eso no se pueden cometer errores groseros contra este equipo; tiene un nivel físico estratosférico, una potencia bestial y una contra que no sabes por dónde te llega. Özil no puede tener la pelota entre las líneas porque, si se pone de cara, estás muerto, ya que Di María y Cristiano corren más que nadie. Y Benzema e Higuaín son fantásticos. Es un equipo muy bueno corriendo para arriba y te hace más daño al contragolpe que estático. Por eso hay que evitar que corra. No es como el Barça, que necesita el toque para expresarse.
P. ¿Cómo se detiene a esa marabunta?
R. A ellos, además, también se les puede hacer daño al contragolpe porque dejan mucha gente arriba, sobre todo cuando juega Marcelo. Pero el partido tiene una sola clave, que es hacer muy bien las vigilancias cuando tengamos el balón. Si nos lo roban, Di María, Cristiano o quien sea tiene que notar el aliento en el cogote. Eso no quiere decir que tengamos que dar patadas; solo, que no lo reciban con comodidad.
P. ¿No ha aprendido el Sporting a defenderse con los años?
R. Mucho. En el primer curso en Primera encajamos 79 goles. Como para bajar a Segunda B sin pasar por Segunda... El año pasado, sin embargo, fuimos los terceros menos goleados. Hemos perdido el miedo a la categoría y a rivales como el Madrid. Quizá, por el peaje del primer año, cuando jugábamos con demasiada alegría, algo necesario en esos momentos en un club que estaba deprimido.
P. ¿Tan mal estaba?
R. Fatal, sí; fatal. Cuando vuelvo la vista atrás, cierro los ojos y los abro de nuevo, alucino colores. Ver cómo ha mejorado Mareo... Si he podido contribuir en algo, es la leche. Es que el club estaba que se caía, en Ley Concursal... Y ahora, la verdad, esto es miel sobre hojuelas.
P. ¿Cobran todos?
R. Sin excepción. Sin retrasos y hasta el último céntimo.
P. Algo anómalo en el fútbol...
R. Ya lo creo. Es una maravilla. Quizá no se gana tanto como en otros sitios, pero se paga. Es un club familiar y feliz. El consejo está formado por cuatro personas: el presidente, que tiene unos 70 años; dos vicepresidentes y dos consejeros que rondan los 80. Hay un director general y un director deportivo. Y... adiós, muy buenas. Así es muy fácil trabajar.
P. ¿Qué le falta al Sporting para dar un paso más?
R. Esto me cuesta polémicas, pero me encantaría que el Oviedo estuviera en Primera. Sería maravilloso para Asturias. Está en una travesía dura, pero es de admirar que en partidos de Segunda B tenga hasta 15.000 aficionados.


P. Los del Sporting tampoco están mal, ¿no?
R. Son los culpables de esto. Siempre están con el equipo pese a que apenas les damos alegrías. Espero que el recibimiento al Madrid y Mourinho sea el más correcto. Evidentemente, habrá alguien que se equivoque o ambiente crispado. Pero en el Bernabéu también nos cantan eso de "¡a Segunda!". Hay que ser civilizados. La disputa con Mourinho, su pregunta y mi respuesta de canalla, pasó a la posteridad. Somos conscientes de que fue un error de ambos y ya está olvidado.

Autor: JORDI QUIXANO.




Monday, December 12, 2011

Julio Velasco, un gurú para Guardiola.


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Cuando Pep Guardiola jugaba en el Brescia, decidió llamar a un argentino que sabe mucho de voleibol. “Nunca antes nadie procedente del fútbol me había llamado para decirme que quería charlar conmigo ni me había preguntado tanto”, introduce un entrenador que ha ganado dos Campeonatos Mundiales de Voleibol, dos Campeonatos de Europa de Voleibol, una medalla de plata olímpica y cinco Ligas Mundiales de Voleibol. El mejor entrenador de voleibol del siglo XX y el por entonces centrocampista de la Brescia quedaron en Roma y conversaron durante un buen rato. Julio Velasco recuerda que en aquella cita se encontró prácticamente con “un intelectual”. “Me sorprendió mucho que un jugador en activo se preocupara tanto de esos temas. Me impactó su avidez por conocer y comprender, digna casi de intelectual”, relata pasado los años Velasco.

En aquella conversación en Roma, Guardiola ya le comentó a Velasco su intención de ser entrenador y de ahí sus ganas por comenzar a manejar conceptos relacionados con la psicología. “Me comentó que me había leído y escuchado en algunas entrevistas y quería conocerme. Quería profundizar sobre algunos temas como el manejo del grupo, los problemas derivados de la relación con los jugadores y conceptos del aspecto psicológico”.
En ese aprendizaje que Guardiola lleva a cabo, Velasco tiene claro que el de Sampedor ha ido formándose a través de muchas conversaciones con más personas, muchas horas de lecturas, de ver partidos, de cursos… “Así aprendemos todos. La diferencia es que a mí me ha nombrado en un contexto muy preciso”. Se refiere Velasco al concepto que él le presentó a Guardiola en aquel encuentro en Roma. “No se puede tratar de la misma manera a todos los futbolistas”, es una de las máximas en la filosofía del entrenador argentino. “El hecho de que se acuerde de aquella charla es para mí un orgullo tremendo, digno de contar a mis nietos y ahora soy yo el que tiene muchas ganas de preguntarle a él, sobre todo, por sus palabras de hacer unos meses cuando dijo que ‘No hay día que no piense que mañana me voy’. Me ha hecho pensar mucho
De la personalidad de Guardiola, a Julio Velasco le llama la atención “su seguridad” en las ideas que maneja, “su liderazgo”, y las ganas que tiene de seguir aprendiendo. “Sé que ese último factor no es muy común en los deportistas que han ganado mucho”, apunta Velasco, que ve en el preparador blaugrana “una personalidad muy equilibrada”. “He de destacar la convivencia de su liderazgo fuerte, del asumir las responsabilidades reconociendo a su vez el valor de los jugadores”.

A simple vista, los estilos y las formas de Pep Guardiola y José Mourinho pueden ser dos líneas paralelas que nunca llegan a cruzarse. No obstante, Julio Velasco ve puntos en común. “Los dos tienen una personalidad de líderes, de hombres fuertes en el grado de asumir todas las responsabilidades. Los dos conocen muy bien el fútbol y saben cómo quieren que jueguen sus equipos y sobre todo, que es lo más difícil, logran convencer a sus jugadores de llevarlo a cabo. Sin duda, en todos los casos, se trata de encontrar el modo en que el jugador llegue a dar el máximo y ellos lo consiguen”.
Sobre el futuro de Guardiola, en el Barça o en otro equipo, Julio Velasco no duda ni un instante sobre el éxito que cosechará el técnico blaugrana allá por donde pase. “Un entrenador tiene que tener un método, pero también debe ser flexible para adaptarse a las diferentes circunstancias y a los diferentes grupos y jugadores. La amplitud mental y cultural de Guardiola garantizan que sabrá, si será necesario, adaptarse a grupos diferentes al Barcelona en un futuro”, cerró Julio Velasco.


Autor: MÍCHEL MARTÍN.
Fuente: www.marca.com




Friday, December 9, 2011

"Cuando cuelgue las botas seguiré hablando de lo vivido con Bielsa"



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A sus 23 años llega a Bilbao a cumplir el sueño de su padre: triunfar en el Athletic. Cabeza bien amueblada y talento definen a este futbolero que disfruta a las órdenes de Bielsa.


Las cámaras de Canal + le cazaron en Sevilla diciendo a Susaeta:
"¡Qué forma de jugar!". Está disfrutando.
No sabe cuánto. Ha superado mis mejores expectativas.
Usted fichó y después se confirmó la llegada de Bielsa.
Cuando firmé no sabía quién iba a ser el entrenador ni el presidente, pero creí en mí. Sabía que podía ganarme el puesto con el técnico que fuera.
¿Qué importancia tiene en su fichaje la familia?
Imagine. Mis padres son del Athletic y desde niño vengo en Navidad a Bilbao. Así que había un componente sentimental en la decisión.
¿Le atraía la peculiaridad del Athletic, eso que Bielsa llamó "el componente romántico"?
La idiosincrasia del club es algo que me atrae desde siempre.
¿Fichó usted para cumplir el sueño de su padre (Pedro Herrera)?
Él se formó en el Athletic y triunfó en el Zaragoza y yo me he formado en el Zaragoza y pretendo triunfar en el Athletic.

El Athletic llevaba años intentando ficharle.
Sí, pero quería debutar como profesional en el equipo que me ha formado como jugador, como agradecimiento. He sido y soy zaragocista, y quería disfrutar de ese momento único del debut con esa camiseta.
Villarreal, Valencia y Sevilla se interesaron por usted, ¿ se planteó alguna alternativa?
Hubo interés de otros equipos, pero la salida natural y lógica era el Athletic, porque además Bilbao es diferente.
¿A qué se refiere?
En Bilbao ocurre algo que no ocurre en otras ciudades. Aquí todo el mundo es del Athletic, ni del Real Madrid ni del Barcelona. Como debe ser. Y en otras ciudades la gente es de uno de ellos y luego del equipo de la ciudad.
Todo iba bien hasta que se rompió el menisco.
Fue duro. El equipo se estaba construyendo y me lo iba a perder. Pero trabajé para volver e integrarme lo más rápido.
Hablemos de Bielsa.
Es un entrenador de entrenadores. Tenía referencias por antiguos compañeros, pero mi experiencia ha superado cualquier expectativa.
Su intensidad es obsesiva.
La intensidad no es comparable a la de otros que haya tenido, ni mejor ni peor, simplemente no es comparable.
¿Qué destacaría de sus métodos de trabajo?
Bielsa crea ejercicios que reproducen situaciones reales de partido provocando que entres en contacto con jugadores con los que te relacionas en el campo. Tengo mucha relación con los que ellos llaman volante, volante mixto y volante ofensivo. Iturraspe, Javi (Martínez), o los centrales Amorebieta, San José... Y en ataque Fer (Llorente), Iker (Muniaín)... Eso te aporta una confianza que se luego se refleja en el campo.
Los entrenamientos son extenuantes.
El Athletic es el mejor ejemplo de que se juega como se entrena. Se vio en Sevilla.
¿Bielsa teoriza mucho sobre el juego?
No teoriza, siempre ejemplifica. Te explica una jugada y te la razona apoyándose en ejemplos de jugadas en las que tú has sido el protagonista. Es un entrenador didáctico y minucioso.
¿Y no le satura tanta información, tanto vídeo?
Vemos vídeos, sí, pero sólo en las concentraciones. Nuestros y del rival. Eso lo trabaja muchísimo. Cuando saltas al campo conoces cada movimiento del adversario.
Entrenador ofensivo.
Por supuesto. Su idea es presionar lo más arriba posible porque cuanto más arriba robas la pelota, más cerca estás del gol. Ofensivo, por tanto.
¿Sobre qué pilar gravita la concepción del fútbol del Loco?
El movimiento. Creo que es el aspecto que más he desarrollado de mi juego. La pelota no se recibe al pie, se recibe al espacio. Tocas y te vas.

Marcelo le tiene en alta estima futbolística, ¿hablan mucho? ¿que lé pide?
No hablamos mucho, pero cuando lo hacemos se dirige a de una forma tan directa que a veces te intimida. Es franco a la hora de decir lo que piensa tanto en lo bueno como en lo malo. Y se agradece porque ahorras tiempo y no malinterpretas el mensaje. Me ha pedido que "me aplique en las contiendas personales" (lo dice divertido con acento argentino). En el uno contra uno, vamos.
Con la Prensa, sin embargo, utiliza un lenguaje barroco, ornamental. Filosófico casi.
No he asistido a sus conferencias de prensa, pero las leo y es otro lenguaje. No diría filosófico, pero utiliza términos no habituales. Es muy culto.
¿Qué relación mantiene con su equipo de trabajo?
Bielsa tiene su rol y el resto del equipo el suyo. Por ejemplo, Luis Bonini, el preparador físico, es el poli bueno. Luego están Claudio Vivas, Pablo Figueroa, Luca, Diego... Son todos indispensables. Así te lo hacen entender, y al verlos trabajar te convences de ello.
Usted que es futbolero, ¿ha podido disfrutar de la vasta cultura futbolística de Bielsa?
Sí, porque te aporta esa cultura futbolística cuando te habla de partidos históricos, de jugadores míticos... Despierta el interés del jugador.
Se han intentado establecer similitudes entre este Athletic y el Barcelona de Guardiola.
Discrepo. Presionamos arriba ambos, pero tras recuperar la pelota somos diferentes.
El día que empataron con el Barcelona, Bielsa dijo que no supieron matar el partido.
Cierto. No supimos, o no pudimos, seguir atacando al Barcelona tras marcar el 2-1. De hecho nadie hasta ahora se ha puesto por delante y ha seguido atacando. Pero esa fue la enseñanza que nos dejó aquel partido. Después, ante el Sevilla, nos adelantamos y sí supimos seguir atacando.
Son el equipo que más jugadas de ataque produce.

No conocía el dato, pero confirma nuestro espíritu audaz.
Y el que más utiliza a su portero en jugadas de campo.
Tampoco lo conocía. Gorka es un jugador más de campo, un recurso para mantener la posesión, y un síntoma de las intenciones del equipo.
Buscan sucesor a Xavi en La Roja. ¿Es usted candidato?
Lo único que tengo que decir sobre Xavi es que espero que dure muchos años más para disfrutar viendo como juega.
Ese vestuario desprende empatía, buen rollo.
Es que está muy unido. Yo tenía relación con Iker, Fer y Mikel en la selección y me hablaban maravillas. Pero ahora, desde dentro, he confirmado que lo que decían era cierto.
¿Ayudado tanto que sean todos de la tierra?
Muchísimo. Somos un grupo de chavales de similares edades, con inquietudes parecidas y cosas en común tan importantes como el idioma, la cultura y la educación. Sabemos el significado del club y nos identificamos con él. Eso es un valor que otros no exhiben.
¿Piensa usted ya en un posible debut con La Roja?
A nivel de Selección mi prioridad es Londres. Me ilusiona mucho la posibilidad de participar en unos Juegos Olímpicos. No es algo habitual en la carrera de un futbolista.
Defina en una palabra al Athletic que se ha encontrado.
El Athletic es familiaridad. Logra una identificación difícilmente posible en otro club.
¿Y Bielsa?
Locura. Vive el fútbol con una intensidad brutal. Nunca he visto ni veré a nadie más obsesionado por el fútbol que él.
Suerte y siga disfrutando.
Lo haré. Estoy seguro que cuando cuelgue las botas seguiré hablando de lo vivido con Bielsa. Es diferente, peculiar.
Fermín De La Calle.

Fuente: www.as.com

Thursday, December 8, 2011

Conversación con Guardiola - "Esbozo de una idea de juego"


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Entrevista realizada y analizada por Nuno Amiero, Licenciado en Deportes por la Facultad de Deportes de la Universidad de Oporto.
Barcelona, 14 de Abril de 2008.

Como punto previo vale aclarar que  Guardiola esta completamente "obsesionado" con tener el balón, con el “como circularlo” para crear desequilibrios al adversario, con como hacerle llegar el balón a los extremos y sacarles el máximo provecho. Toda la organización es pensada en función de como  se quiere atacar y el como atacar es muy influenciado por la pasión que tienen al jugar con extremos.

Fácilmente se perciben muchas semejanzas con la forma de pensar de Cruyff, entrenador que él no esconde que haya sido su mayor influencia. Con una diferencia curiosa: Guardiola afirma que también tiene preocupaciones con el momento defensivo (cierre del equipo, basculaciones, coberturas etc), al contrario de Cruyff que apenas se preocupaba con la Organización Ofensiva, que no entrenaba ninguno de los aspectos defensivos.
De cualquier modo, dice, que “ lo importante  es atacar pensando en la posibilidad de pérdida del balón”. De ahí sus preocupaciones en términos de juego posicional con equilibrio defensivo en los primeros momentos de construcción, con las coberturas ofensivas en el último tercio, con tener siempre mucha gente en los espacios interiores etc.

Voy a intentar ahora describir una de las ideas más curiosas e interesantes de Guardiola.
Las mismas fueron las que me hicieron ir a entrevistarme con el.
¿Porque? Para  constatar como  defiende la idea de que, en construcción, el jugador en posesión del balón  debe conducir el balón para enseguida jugar al hombre libre- repitiéndose esta acción, haciendo que la misma se convierta en una especie de “Efecto Dominó”- es, a primera vista, inquietante, extraña…sobretodo contrastante con la idea que tenemos del estilo de juego de Guardiola y del Barça de Cruyff!!

Fue esta aparente contradicción que sirvió de  "motor de arranque" para nuestra conversación...
La idea base es la siguiente: como principio fundamental para iniciar y / o dar continuidad a la construcción, Guardiola quiere PROVOCAR CON EL BALÓN PARA APROVECHAR EL HOMBRE LIBRE. Entiéndase provocar en el sentido de atacar el espacio.
Es esta acción, en cuanto a la primera acción de los defensas centrales en los primeros momentos de la construcción, es muy importante para él (entiéndase que la acción en cuanto al principio de juego no se manifiesta aquí, aunque en este momento es donde se asume o comienza, para el es donde cobra mayor relevancia).
Partiremos del principio que la línea defensiva tiene superioridad numérica sobre la línea avanzada adversaria cuando el balón la tiene nuestro Portero- imaginemos que el rival esta estructurado en un sistema 1.4.2.3.1 frente al 1.4.3.3 de Guardiola. El equipo hace “campo grande” con 3 delanteros bien dentro del último tercio, el triángulo de ½ campo bien arriba, los centrales abiertos por los picos del área mayor y los laterales totalmente abiertos y profundos, casi sobre la línea del centro del campo. El balón entra en un central y estos estarán normalmente en 2v1 con un punta adversario. Ellos pueden ir moviendo el balón entre ellos inclusive con los laterales e ir intentando progresar, eso no es relevante en este caso (tal como es la posibilidad en esta circulación inicial de que aparezca un hombre del triángulo libre entre líneas adversarias porque es obvio que en este caso el balón ha de entrar inmediatamente). Como en el encuentro el equipo rival estará cerrado  y es difícil encontrar el hombre libre, aquello que va a suceder es que un central va a atacar el espacio en conducción para de esa forma atraer sobre si a un adversario.
Si se acercara el punta rival, el central pasaría al otro central y el atacaría el espacio ya con el punta batido; si el rival que venga  va  a presionar a ese central, ya se creo un hombre libre que, al recibir el balón va a generar inestabilidad en el equipo rival. A partir de ahí seguramente será más fácil “tocar” o, si hubiera espacio libre se podría repetir la misma lógica de “PROVOCAR PARA ATRAER”, pensando siempre, sucesivamente, en términos de crear situaciones de 2 v 1….


Además, con rivales de calidad, si el balón entra en el zona interior del equipo, el equipo cierra los espacios interiores y esto nos permite aprovechar a los extremos con espacio. Por lo tanto, aquello que se pretende es que los centrales salgan a jugar por dentro. Guardiola no quiere que se salga a jugar por fuera, por los laterales, en la medida en que esas zonas son donde el adversario va a presionar (a la entrada del balón en el lateral es muchas veces indicador de presión) y es donde es más fácil presionar. De aquí que el advierte: “Gasten dinero con los defensas, sobretodo con los centrales!!!” Tiene consciencia de que los defensas tienen que ser muy buenos en posesión y manejo del balón (ejemplo Puyol,  Piqué, Mascherano o Abidal).

Otro aspecto interesante que el no se cansa de hacer hincapié es que quien tiene el balón (pensamos que se aplica a aquellos que pueden recibir) debe centrar su atención en los adversarios próximos, esto es, debe estar preocupado en ver a los rivales y no tanto en buscar a sus compañeros…estos,  deben  saber donde estan para colocarse entre líneas!! 
Dado que el tiene ideas concretas, perfectamente definidas para el posicionamiento de los jugadores a medida que el juego se va desarrollando…juego posicional, claramente ¡otra “obsesión” suya!

Dos aspectos que Guardiola pone mucha relevancia:
La línea defensiva debe equilibrar la iniciativa del central, sobretodo el lateral de ese lado, cerrando por dentro; el equipo puede salir por fuera si el lateral recibiera por frente de su adversario derecho.
Inclusive la lógica latente por detrás de las situaciones de finalización, una segunda idea muy apreciada por Guardiola la denomina TERCER HOMBRE. Según él, Cruyff estaba casi  obsesionado con esta idea que acaba por ser una dinámica de comportamiento relativamente simple aunque difícil de contrarrestar por parte del equipo que defiende.

Tal como afirmamos, son ideas simples: quien esta en posición avanzada en relación a el balón pide el balón para jugar de cara…con quien este de frente al juego.
Por ejemplo, el pivote está en posesión y el Punta pide el balón no con la intención de darse la vuelta y girar con ella,  sino para jugar a uno de los interiores o medias puntas. En el fondo, se trata de ver quien esta de frente al juego (fruto de la posición relativa que convierte al jugador la posición del balón) como “segundo pivote” o si quisiéramos “estaciones de interacción” o, “puentes” con compañeros que están de frente al juego, muchas veces “puentes” para el hombre libre que se genera con la dinámica de “provocar para atraer”.

Tanto el principio subyacente al “hombre libre” como el principio subyacente al “tercer hombre” (que muchas veces, acaban por complementarse), nos parecen acabar por ser dinámicas, o mejor, sub dinámicas que buscan crear las mejores condiciones de juego a los amantes de los extremos: intentan crear condiciones facilitadores que, jugando apoyado desde atrás, jugando triangulado, “tocando”, se consiga llevar el balón dentro para que después vaya por fuera en la dirección de los extremos bien abiertos o en punta, recibiendo con algún espacio y para encarar la portería adversaria de frente.

Guardiola, como ya referimos, da enorme importancia al juego posicional del equipo. En cada momento de la organización ofensiva, es en función de la posición del balón, cada jugador tiene que saber como posicionarse, en que espacios debe jugar. Entiéndase que la posición de un jugador no es un punto de espacio, sino un área de ese espacio.

 Querer siempre posicionamientos diagonales en relación al balón, laterales y extremos en líneas diferentes, siempre gente bien abierta que considera muy importante el “timing” de salida del jugador cuando funciona como “puente” para el tercer hombre, esto es, cuando viene a pedir de cara.

No le gustan los cambios de posición.
Siempre que puede intenta tener futbolistas que puedan hacer la doble función por sus características (ejemplo de Henry que podía alternar de Punta o Extremo), no le gustan los cambios de posiciones. Porque el jugador de fútbol normalmente no es muy inteligente y porque los cambios de posición pueden ayudar a invertir una lógica que para el es crucial: el equipo debe tener siempre mucha gente por dentro y alguna gente por fuera.

¿Para que intercambiar posiciones? Para “tocar”, para aparecer en el área de frente y para defender si hubiera pérdida de posesión del balón. Por eso no nos gusta absolutamente nada de la entrada de los medios interiores al espacio de los extremos cuando esta el balón en zonas defensivas. Ellos deben jugar por dentro para “tocar”, para hacer coberturas ofensivas a los extremos y para que ataquen el área. También no gusta que estos bajen a pedir el balón a los defensas (quedando con todo el equipo entre el balón y la portería). Por lo mínimo, ellos deben buscar recibir entre la línea avanzada y la línea media adversarias. Yo digo que ellos deben ser un poco como los extremos: pacientes. En ese sentido. La dinámica deseada presupone que los medios surjan como “Hombre Libre” o “Tercer Hombre”!

Y si hay un jugador que, para Guardiola, debe ser muy posicional es el pivote o medio centro del equipo. Ni la simple salida en profundidad para que un media punta venga a recibir al espacio le agrada. Muy posicional, siempre ofrecerse, siempre buscar posicionamientos diagonales en relación al balón. Quiere siempre a los extremos abiertos, aunque en determinados momentos puedan buscar posiciones interiores. Si eso acontece normalmente es el lateral que va a garantizar la máxima “largura”. El principio es simple: “¡siempre alguien por fuera bien abierto; siempre mucha gente por dentro!”

  
El simple hecho que el balón llegue a un extremo no significa que el lado contrario tenga que cerrar. ¡Muchas veces tiene que continuar bien abierto!
Depende del seguimiento que se le haga al balón: la línea de fondo o los espacios interiores.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA:

Maciel, J. (2008). A(In)(Corpo)r(Accao) Precoce dum jogar de Qualidade como Necessidade (ECO) ANTROPOSOCIALTOTAL - Futebol um Fenomeno AntropoSocialTotal, que primeiro se estranha e depois se entranha e ... logo, logo, ganha-se! Porto: J. Maciel. Dissertacao de Licenciatura apresentada a Faculdade de Desporto da Universidade do Porto.


Traducción al español: Óscar Méndez Albano.

Tuesday, December 6, 2011

El día en el que Drogba lloró por Mourinho


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John Terry no podía quedarse de brazos cruzados. Era medianoche, pero no le importó lo más mínimo. El capitán del Chelsea descolgó el teléfono para llamar a dos de las vacas sagradas del equipo, Didier Drogba y Frank Lampard. La consigna era clara: "¡No podemos permitir esto!".
La noticia no era otra que la confirmación de la marcha de José Mourinho, el entrenador que había cambiado para siempre la mentalidad del equipo londinense. "Hablamos con el club y dijimos claramente que no queríamos que se marchara", confirma el capitán, "pero José ya tenía un acuerdo para irse".

Al día siguiente, el episodio que nadie quería sucedió. Uno de sus jugadores de confianza, su compatriota Paulo Ferreira lo cuenta: "Una despedida es siempre complicada, pero ésta fue aún más. No esperaba que fuese tan difícil. Él vino al vestuario, nos juntó a todos y nos dijo que se iba".
El defensa del Chelsea narra los entresijos de aquel encuentro: "Dijo que echaría de menos los momentos buenos que pasamos y nos abrazó, uno por uno. Me acuerdo que Didier Drogba fue uno de los más afectados, lloró como un niño".

El jugador africano nunca ha reconocido tal extremo, pero lo deja entrever: "Hubo mucha emoción en el vestuario el día en que él se despidió de nosotros. Parecía una cosa irreal, como si no fuese verdad, como si fuese una película, porque le veíamos todos los días y no estábamos preparados para que se fuese. Fue un 'shock'.".
Frank Lampard no quería por nada del mundo que Mourinho partiese. El carismático centrocampista del Chelsea lo confirma: "En mi cabeza imaginaba que él se quedaría 10 años.

 Todo funcionaba perfectamente. Normalmente, no me implico emocionalmente con este tipo de cosas. Sé que los entrenadores van y vienen. El fútbol es así. Pero en aquel caso era más que un entrenador que partía, era un amigo que nos dejaba". El hombre que, según sus propios futbolistas, forjó la mentalidad ganadora del Chelsea, desde el primer día que tomó las riendas del banquillo, se fue. Sin embargo, la huella de 'The Special One', como fue bautizado tras comentar en su presentación que él era un entrenador especial, permanece imborrable en cada rincón de Stamford Bridge. Los supervivientes de aquel equipo se encargan de recordarlo.


ANDRÉS ARMERO.
Fuente: www.marca.com


Monday, December 5, 2011

EL PRIMER GRAN CASTIGO DE "MOU".


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DEL LIBRO 'MOURINHO. LOS SECRETOS DE SU ÉXITO'
DE NUNO LUZ.
Aquel día Maniche tardó en dar dos vueltas al campo 45 minutos.
El talentoso centrocampista del Benfica se tomaba a la ligera una orden del nuevo técnico del equipo, José Mourinho.
La reacción del entrenador no se hizo esperar.
Un castigo que cambiaría al futbolista y al grupo para siempre.


Mourinho había previsto un partidillo en el entrenamiento de aquel día. El técnico luso llevaba muy poco tiempo al frente del Benfica a finales del año 2000. Todo transcurría con normalidad hasta que Diogo Luis, un joven futbolista del equipo B, arrebató una pelota a Maniche. El centrocampista de talento desgobernado, una de las estrellas emergentes del fútbol luso con 22 años, se revolvió pegando una patada por detrás al chaval.

La reacción de Mourinho, que estaba en la grada observando la sesión, no se hizo esperar. El entrenador llamó por el móvil a uno de sus adjuntos que estaba a pie de campo, Carlos Mozer, con un tono imperativo: "¡Manda a ese correr hasta que acabe el partido!". El ayudante comunicó a Maniche la orden y éste se negó a acatarla.
El colaborador le insistió durante diez minutos y le advirtió de que el nuevo entrenador no era como los demás. Finalmente, Maniche cumplió con el mandato a su manera: completó dos vueltas al campo en un ridículo tiempo de 45 minutos. Mourinho tomó nota y actuó al día siguiente.
El técnico llamó a capítulo al futbolista en la siguiente sesión, aseverando que estaba muy mal físicamente. Maniche le replicaba: "¡Míster, no estoy nada mal!". Y el entrenador insistía: "Un jugador que realiza dos vueltas al campo en 45 minutos no puede jugar, está muy mal físicamente, por eso a partir de hoy entrenarás al mediodía con Mozer y Vilda- el preparador físico- hasta que recuperes la forma y puedas regresar al grupo."

Maniche se quejaba a Mozer y éste le respondía: "Yo te avisé de que las cosas ahora no son como antes, ahora es diferente". El centrocampista entrenó durante toda la semana apartado, con una intensidad que nunca había demostrado. La semana siguiente Maniche se reincorporó al grupo sin sonrisas, pero aplicado. Mourinho no sólo lo convocó, sino que le dio también el brazalete de capitán. El futbolista pensó que se trataba de un error y se dirigió al técnico.

Mourinho le dio un sermón bíblico sobre la importancia de ser el único jugador de la plantilla formado en la cantera del club, la responsabilidad de ser un ejemplo para los más jóvenes, la obligación de ser el último en abandonar el barco. Fueron palabras con un efecto revolucionario en la cabeza de Maniche: "Aquel castigo me hizo pensar y cambió mi forma de ser. Es con estos pormenores que se construyen los grandes hombres y jugadores". Según Mozer, "aquel que todos describían como un jugador loco e inestable se transformó en una máquina competitiva imparable". Esa semana supuso un antes y un después en la vida de un futbolista que siempre brilló más cuando estuvo a las órdenes de Mourinho, el entrenador que cambió su vida.


ANDRÉS ARMERO.
Fuente: www.marca.com


Friday, November 25, 2011

Guardiola, un 'cruyffista' radical


El técnico alineó en San Siro un 3-4-3, sistema que definió al holandés al frente del Barça.


Técnico que discute con lo convencional e intervencionista como pocos, siempre dispuesto a tomar decisiones, Pep Guardiola presentó ya en el primer partido de esta Liga, frente al Villarreal, una línea defensiva de tres, que no de tres zagueros, toda vez que Mascherano y Busquets, dos mediocentros, completaron la retaguardia junto al lateral Abidal. Sin Piqué, Puyol ni Alves por imposición, y sin Xavi ni Villa por decisión técnica -todos teóricos titulares-, la apuesta le salió redonda al Barça, exento de apuros para sacar la pelota, sin problemas para contener el caudal ofensivo del rival. Resultó que los defensas estaban en campo adverso, con Messi, Pedro y Alexis como primer incordio, como una barrera infranqueable. El 3-4-3, toda una apuesta cruyffista, expresa una vez más la voluntad del técnico de sorprender al rival, de configurar un equipo incómodo, de esos complicados para pillarles el truco. "Sin la capacidad de sorpresa, estamos muertos", reflexiona Guardiola. A cada año da un giro de tuerca hasta dar con la tecla, hasta encontrar, ahora, la versión Barcelona 4.0.

Obsesionado con la mejor evolución del juego azulgrana, para Guardiola hay ciertos axiomas definitivos: el equipo se despliega a través del balón; en el área no se está, sino que se aparece; la posesión es la mejor arma para desarticular al rival; el fútbol es de los centrocampistas; y, entre otros muchos y sobre todo, el equipo se tiene que acomodar a Messi, su centro de gravedad, en la misma medida que La Pulga se acomode al equipo. 

Para lograr esto, Guardiola puede utilizar su ya recurrente 4-3-3, el ocasional 4-4-2, y el clásico azulgrana pero atrevido 3-4-3. "El sistema solo es un punto de partida. Es algo flexible", argumenta el entrenador. Pero en el Barça todos hacen de todo, hasta el punto que no es raro ver a un delantero iniciar la defensa como que un zaguero le ponga el lazo final a la jugada. Es el sello modernista del Barça, la firma de Guardiola. 

Mientras al dream team le alcanzaba con la genialidad de una estrella, mientras que al grupo de Robson y de Van Gaal se les recuerda especialmente por las figuras de Ronaldo y Rivaldo; mientras al equipo de Rijkaard se le señala como la pandilla de Ronaldinho; a este Barça, más que por Messi, el mejor de todos, se le ensalza por el juego colectivo, hasta el punto de que se exportan los éxitos a la selección española, donde no participa el astro argentino. Pero para que todo funcione, en esa mezcla de vena holandesa con catalana, Guardiola persigue siempre la versión nueva, la que sorprende.




La raíz de Cruyff. Acostumbrado a mirar ya desde muy joven al fútbol centroeuropeo, y especialmente a los equipos húngaros, austriacos y checoslovacos, el Barcelona se convirtió en un fiel seguidor de la escuela del Ajax y oranje, siempre con los mentores Stefan Kovacs y Rinus Michels a la cabeza. Desde que llegara El Flaco al banquillo, el Barça entendió el fútbol como un juego de ataque y se distinguió tanto por su facilidad por concebir la jugada como por la velocidad en que la ejecutaba. Lo primero que hizo -idea que adoptó Guardiola porque ocupó el puesto, pero que después le dio un vuelco-, fue crear la figura del 4 (Milla). Después, instauró una columna vertebral -Zubizarreta, Koeman, Guardiola, Bakero y Laudrup- inamovible con las permutaciones en la periferia, con el intercambio centrales, de volantes o de extremos. Un 3-4-3 que permaneció hasta que llegó Romario, hasta que, ya con la Quinta de Lo Pelat, el técnico fue desterrado.



Quedó claro, sin embargo, que la propuesta de Cruyff admitía una concesión en el juego: igualar el número de sus zagueros con el de los delanteros adversarios, una argucia que tendía a lograr que los peores de su equipo anularan a los mejores del rival para que decidieran los que son buenos de verdad. Una apuesta que imitó Guardiola frente al Villarreal, con la diferencia de que este Barça apenas se inquietó atrás; la presión adelantada, con el reparto posicional y con el esfuerzo colectivo y generoso, algo que define y destaca a este equipo sobre el de Cruyff, donde las divos actuaban como tales.
Retales de Robson y Van Gaal. Pocos entienden tan bien como Guardiola a la afición azulgrana del Camp Nou, que abucheaba a Robson cuando sustituía a De la Peña por Couto. También le llegó la rechifla del estadio cuando ponía al central Popescu de medio centro. Guardiola, sin embargo, comprende el fútbol al revés, al punto de que sitúa a los medios como centrales. Y con Van Gaal, con quien reconoció haberse hartado hablar de fútbol, absorbió también conceptos, sobre todo referentes al juego posicional.

La figura del Piojo López, un tormento al que no se supo detener, condicionó a ese Barça, toda vez Van Gaal aplicó circunstancialmente el 3-4-3 para tirar del cuaderno cruyffista y de la referencia del Ajax. Dos marcadores y un libre, dispositivo que permitía ganar un centrocampista. Lo probó en amistosos como el Hertha Berlín y Boca, sin éxito, y repitió en la Supercopa ante el Valencia, con el mismo destino. Por lo que regresó al 4-3-3, con Rivaldo de 11, extremo y víctima del método. Aunque más metódico y menos liberal en la pizarra, Van Gaal instauró los dos laterales fuertes, inauguró la transición de Xavi y Puyol, y persiguió la idea de aprovechar los extremos. Un dibujo cercano al de Guardiola, pero interpretado por muchos holandeses y, por consiguiente, poco identificado por la romántica hinchada azulgrana.
El modernismo de Rijkaard. Su fútbol solo cogió forma desde que el incombustible Davids, alguien quien entendía cada jugada como un reto definitivo, llegara en el mercado invernal de 2003, cuando ya se daba por descontado su adiós y el relevo de Scolari. Ganó el equipo un medio a la vez que perdía un delantero y traspasaba a Ronaldinho al flanco izquierdo. Una alteración decisiva porque el balón tuvo dueño, porque se le ponía punto y final al juego cuando lo dictaba Ronnie, más participativo con libertad de movimientos. "La ley del fútbol consiste en saber juntar al equipo y negarle el espacio al rival", defendía Rijkaard. Algo posible con la nueva definición del 4 que le dio al Barcelona.
Aunque también utilizó el 3-4-3 en La Romareda en un decisivo partido de Copa, con Oleguer, Puyol y Thuram en la zaga, siempre prefirió el 4-3-3 porque sugería que los extremos eran lanzas definitivas, porque prefirió tener más jugadores en territorio ajeno. "Lo más difícil en el fútbol es saber jugar arriba, en campo del rival", esgrimía.

Guardiola, desde atrás y con los extremos a pie cambiado. En el primer curso del técnico al frente del Barça, después de descartar a futbolistas como Deco y Ronaldinho -a Eto'o lo readmitió- porque consideró que preferían la juerga al balón, se vieron tintes cruyffistas de buenas a primeras, hasta el punto de que pareció que ningún equipo había interpretado antes mejor el fútbol total del Ajax de los setenta.
Pero el técnico revisó y remozó los conceptos de su inspirador, más acordes al juego actual, más físico y con más ritmo, con menos tiempo para ejecutar el pase. El fútbol pasó a ser más equilibrado y metódico, más solvente. Y para Guardiola no hay pase más importante que el primero. "Si ese toque es bueno, todo es más fácil", conviene el técnico. Por eso Piqué se ganó un sitio en la zaga, por su capacidad para provocar al delantero y por crear un hueco en la siguiente línea. Y por eso, en la final europea, dadas las numerosas bajas, prefirió alinear de central a un medio centro (Touré) que otro zaguero. Alves, al tiempo, se reafirmó como un lateral de recorrido, como un jugador que rompía a la zaga contraria. "Porque cuando sube, rompe y sorprende", reflexionaba Guardiola. Y la banda derecha, con Messi a pie cambiado, como hacía Cruyff con Stoichkov, se convirtió en un espectáculo, en un ciclón que nadie pudo frenar, como se atestiguó con la consecución del triplete por primera vez en la historia de la Liga.
El recurso del juego directo. Preocupado porque el Barça se podía volver previsible, Guardiola decidió fichar a dos jugadores que parecían no casar con la filosofía del fútbol instaurado. 25 millones por Chigrinski; 45 más Eto'o por Ibrahimovic. La idea del técnico no era otra que proponer una alternativa al juego en situaciones extremas, una variante para resquebrajar y, de nuevo, sorprender a los rivales.
Con buen pie para el desplazamiento, Chigrinski estaba llamado a dar la salida limpia de la pelota, pero, sobre todo, a lanzar balones de 50 metros en busca del generoso pecho de Ibra, que arrastraba a los defensas y originaba huecos con sus movimientos, que podía rematar por arriba unos centros que se resistían a llegar. Chigri no cuajó en el Camp Nou, que le cogió ojeriza y nunca le perdonó la derrota con el Sevilla la noche de Reyes. E Ibra sí que resultó capital en fases del campeonato, pero no hizo migas con el grupo y tampoco con Messi, el mayor de los pecados. Su aventura duró un año, lo que tardó Guardiola en reinventar la fórmula. Sí que se quedó como arma válida, sin embargo, los dos pasos atrás de Busquets para situarse en la línea de los centrales, para ayudar a dar la salida desde atrás. "Hay más centrales, más vías que marcar, por lo que multiplica las opciones de pase", resuelve Guardiola. Pero se pierde protagonismo en la medular, algo que este año considera decisivo.
Villa como síntoma. "Parece que no me entiendo con los delanteros centros", bromeó un día Guardiola, sabedor de que su relación con Eto'o e Ibra no había sido la mejor. Y se trajo a Villa, de quien se presuponía su facilidad para adaptarse al grupo porque se mueve como pocos a las espaldas de la zaga, porque se desmarca sin cesar. Pero en una nueva remodelación, Guardiola prefirió colocar a Messi como delantero de postín, al estilo Cruyff con Laudrup. El resultado y el éxito fue inmediato, toda vez que Leo pasó de ser el Balón de Oro a la Bota de Oro, un estilete definitivo. Y, ya suelto, incluso ejerció de trampolín del equipo, como el futbolista que daba el último pase.
La recolocación de La Pulga supuso la reubicación de Villa al extremo izquierdo, como hicieran Rivaldo y Ronaldinho en su día. Se le alejó de la portería para acercar a Messi. "David nos da un plus ahí porque arranca desde fuera y gana las espaldas de los rivales", apuntó Guardiola.


El penúltimo retoque. "Nos aportan algo distinto", remarcó Andoni Zubizarreta, el director deportivo, al traer este verano a Cesc y Alexis. Dos piezas a ensamblar, dos nuevos recursos dentro del nuevo arreglo de Guardiola al juego de siempre, que pasa por el poder de la medular, la profundidad y, presumiblemente y de vez en cuando, el 3-4-3. Quiere desborde, regate, competitividad: ha aumentado el núcleo de titulares y de variantes.
"El fútbol es de los centrocampistas", defiende el técnico azulgrana, que ya lo tenía claro en tiempos de Luis Aragonés como seleccionador, cuando solo tenía a Raúl y le sobraban los medios de calidad. "Ponga a mediocampistas", le decía, sin demasiado éxito. Y eso hace ahora con el Barça, donde se acumulan los medios, sobre todo con la llegada de Cesc y el ascenso de Thiago. La idea es que desde el eje del campo se mantenga la posesión del balón, que se reparta con equidad a ambos costados, que se rompa desde la segunda fila y que, en definitiva, se vuelva un poco a los orígenes -parte de la culpa la tiene Tito Vilanova, que actúa como Rexach con Cruyff, que conoce los chicos de la casa- de la generación del 87, cuando la pelota la sacaba desde atrás Piqué, cuando la impulsaba desde el centro Cesc y la punteaba Messi. Ahora se incorpora, además, Alexis, un extremo profundo, de esos que dan vértigo al juego, que tira el quiebro sin complejos y saca centros a mamporro.
La modificación también pasa por el dibujo. Aunque jugar con tres zagueros no es nuevo ni para Guardiola, que lo aplicara de inicio contra el Villarreal -por más que también lo justificara por las bajas- supone una nueva revolución. Parece una propuesta con continuidad, toda vez que en las demás ocasiones que lo practicó se tildó de circunstancial. "Vimos que el rival jugaba con tres centrales, por lo que adelantamos a Alves", señaló hace un par de cursos en un duelo ante el Zaragoza, como si se tratara de una consecuencia lógica, al más puro estilo cruyffista. También lo ejecutó por momentos ante el Espanyol y el Athletic, pero siempre con la idea de que así podía hacer más daño. Ahora, sin embargo, también lo hace porque puebla más la medular. Cesc, Xavi, Thiago, Iniesta, Busquets y Keita toman el mando de nuevo. "Este sistema es de Cruyff", concede Guardiola; "pero lo importante es dominar, tener la pelota y atacar. La táctica la hacen buena los jugadores", esgrimió la semana pasada. Él, por si acaso, la retoca para que nadie dé con la fórmula. Y, como se vio en San Siro, parece funcionarle.

Autores: RAMON BESA / JORDI QUIXANO 
Fuente: www.elpais.com



Wednesday, November 23, 2011

"Milan Lab" o la obsesión por el control del jugador.



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Si La Masia es el sello de identidad del Barça, el del Milan, rival con el que los azulgrana se jugarán mañana la primera plaza de su grupo en la Champions, es el 'Milan Lab'. La idea de este centro de investigación científica, integrado en las instalaciones de Milanello, surgió con la llegada de Arrigo Sacchi al banquillo 'rossonero' en 1987. Junto a cracks como Van Basten, Gullit o Rijkaard, el técnico italiano decidió llevarse consigo un preparador físico, Vicenzo Pincolini, ahora en las filas del Dinamo de Kiev. Pincolini, ex atleta, fue pionero en aplicar la preparación física del atletismo al fútbol después de seguir con detalle los entrenamientos de Carl Lewis en Nueva York en verano de 1991.

Años más tarde sería un amigo suyo y fiel seguidor de sus métodos, Daniele Tognaccini, quien se encargaría de desarrollar el Milan Lab. Tognaccini, que llegó de la mano del técnico Alberto Zaccheroni, es el responsable de la preparación física del Milan desde 1999.
El objetivo del Milan Lab no es otro que el de que sus futbolistas exploten al máximo su capacidad física y, sobre todo, puedan sostener un alto rendimiento durante un período prolongado. Para ello, se hace imprescindible la necesidad de controlar al máximo la preparación física y la salud en general de sus futbolistas a través de una red de alta tecnología, que a la postre previene las lesiones.
Para poder llevar a cabo este seguimiento exhaustivo y prepararse en las mejores condiciones, los jugadores 'rossoneri' pasan ocho horas al día en Milanello. Llegan a las 10 de la mañana y se marchan de allí sobre las cinco o seis de la tarde después de hacer doble sesión de trabajo, comer y dormir la siesta en sus habitaciones. Además, Allegri los concentra allí el día antes del partido.

La salud sobre tres pilares
En la base del Milan Lab se entiende la salud como el total de tres pilares fundamentales: el estado físico, el mental y el nutricional.
En el Milan predomina el aspecto puramente físico en la sesión matinal de entrenamiento. En ella son el responsable de la preparación física, Tognaccini, y sus seis preparadores físicos los que cogen el mando. Los futbolistas corren tanto en alguno de los nueve campos de entrenamiento como en el bosque que hay dentro de las 16 hectáreas de terreno de Milanello. El trabajo físico lo completan en el gimnasio, donde cada uno tiene una tarjeta personal que introduce en las máquinas y recoge toda la información del trabajo realizado.
Dentro del aspecto mental, los responsables del Milan Lab se encargan de analizar tres niveles funcionales: la zona neuroestructural, que determina la capacidad de recuperación del jugador sin necesidad de medicación ni intervención quirúrgica; la zona bioquímica, que observa los cambios bioquímicos que se producen en el cuerpo durante el ejercicio y la zona mental, que se encarga de estudiar y hacer un seguimiento del estado psicológico en un espacio donde los jugadores se relajan.

El control de la dieta
Además del control físico y mental del jugador, en el Milan Lab se encargan de hacer un seguimiento médico (evaluación de la función renal, hepática, endocrina) y nutricional (examen bioquímico y test nutrigenéticos) de los futbolistas. Una vez analizados todos estos aspectos, los especialistas del centro milanés hacen una apuesta seria por una dieta individualizada. Con ésta, y la ingesta diaria de complementos nutricionales consiguen evitar el daño muscular, se retrasa la aparición de la fatiga, se garantiza una mayor rapidez en la recuperación y, en consecuencia, se obtiene un mayor rendimiento físico y alarga la vida profesionales de sus jugadores. Desde que se implantó el Milan Lab, el Milan ha conquistado 8 Ligas, 5 Champions, 5 Supercopas de Europa, 6 de Italia, 3 Mundiales de clubs -2 de ellas Intercontinentales- y 1 Copa de Italia.
Fuente:
Roger Torelló.

La Dinamica Grupal

Autor: Oscar Mendez.