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Brendan Rodgers convirtió una circunstancia adversa (la
lesión que le obligó a colgar las botas a sus 20 años) en una gran oportunidad
para formarse como técnico. Desde sus inicios en los banquillos en las
categorías inferiores del Reading tuvo claro su punto de partida: “Mi idea del
fútbol está basada desde que era un entrenador joven en el modelo del Barcelona”.
Así, textualmente, inició el norirlandés una charla reposada que mantuvimos el
pasado mes de enero en su ordenado y pequeño despacho de las modestas
instalaciones de entrenamiento del Swansea. Su devoción hacia la entidad culé
le llevó durante una época a realizar cuatro visitas anuales a La Masia, sobre
todo en la etapa de Frank Rijkaard, representante de la otra escuela que
sustenta su filosofía futbolística: la holandesa.
Antes de dirigir a Swansea, Reading y Watford, completó su
preparación como integrante del stafftécnico de Mourinho en el Chelsea. “Aprendí
de José muchas cosas sobre fútbol, mentalidad y psicología, pero tengo mi
propia identidad. Me gusta ganar, aunque me gusta ganar bien, con un estilo”.
Ese matiz explica su gran respeto por Pep Guardiola, al que califica como un
entrenador fenomenal, pero recalcando que también cogió mucho de su amigo y ex
jefe portugués.
NO SÓLO UN ENTRENADOR
En el Swansea, Rodgers ha cumplido el sueño de ser un manager de
Premier, aunque haya sido en algunos aspectos con unas limitaciones impensables
en un club de ese nivel. En los últimos dos años ha tenido que multiplicarse.
Por ejemplo, entre sus numerosas funciones como manager, planificaba con
un mes de antelación los viajes del primer equipo. Además, se ha visto obligado
a tirar de contactos para reforzar al equipo y realizar las tareas de scouting,
donde apenas contaba con colaboradores. Pero no consideraba prioritario que la
entidad galesa tuviera que crecer en este ámbito: “A veces, más es menos”.
Estos detalles, a priori irrelevantes, ayudan a contextualizar su fichaje,
arrojando luz a los motivos, aparte de los evidentes, que podrían haber empujado
a Brendan a dar el sí a los dueños del Liverpool y posiblemente aceptar
determinadas condiciones. El tiempo demostrará si en Anfield, como parece, no
tendrá que dedicar tanta energía a tareas ajenas a las de un entrenador al uso.
Incluso hasta puede venirle bien en un ambiente de tanta presión y exigencia
como el que se va a encontrar.
Sus entrenamientos, sesiones no muy largas pero sí intensas,
se centran en ejercicios de posesión y posición, muchos en espacios reducidos,
con la pretensión de incidir directamente en las señas de identidad que quiere
para su equipo en los partidos. Aunque su foco de preocupación ilumina a sus
propios jugadores, también analiza con detalle a los rivales, destinando el día
anterior y las horas previas a cada encuentro para las sesiones de video y
charlas técnicas.
Rodgers posee personalidad y carisma para liderar un
vestuario, donde no renuncia a un trato relativamente cercano con los
futbolistas, a los que respalda en público de manera firme, individual o
colectiva, cuando la situación lo requiere. En el Swansea consiguió que el
grupo, solidario dentro y fuera del campo, estuviera siempre por delante de
cualquier nombre. Sin embargo, tal vez con un mayor número de egos en su
plantilla encuentre más problemas si repite su práctica de utilizar un bloque
reducido de habituales en las alineaciones. Asimismo, cabe destacar en esta línea
que no siempre agota las sustituciones, apurando en bastantes ocasiones la
entrada de jugadores de refresco.
El nuevo manager ‘red’ es un profesional idóneo
para darle un proyecto a medio-largo plazo con confianza plena por parte de los
dirigentes para buscar el qué pero de la mano del cómo. Una de las incógnitas
por despejar es si los dueños y el entorno de su nuevo club van a tener
paciencia en caso de que los inicios no respondan a la enorme exigencia que
requiere la historia del Liverpool. Otra, comprobar si el norirlandés amoldará
en mayor o menor medida su sistema y filosofía de juego a la plantilla que
tenga o si, como apunta la lógica, tratará de instaurar su sello, seguramente
de un modo paulatino y siendo consciente de que no puede construir un equipo a
imagen y semejanza del Swansea que ha modelado. Sea como sea, son nuevos
alicientes para seguir de cerca al nuevo Liverpool de Brendan Rodgers y la
Premier League 2012-13.
Autor: Pablo Gomez.
Óscar Méndez Albano.
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